jueves, 30 de junio de 2016

Quema.

La ambulancia pasó justo a mi lado y no me di la vuelta. Daba igual si seguías mirando, alcé mi mano y la furgoneta amarilla abrió sus puertas. Caí al suelo. Al instante dos hombres bajaron una camilla y me subieron en ella con la fuerza de sus brazos. Mis ojos estaban abiertos, perdidos mucho más allá del punto fijo que custodiaban sin esfuerzo.
El semáforo se puso en verde y desaparecí por la calle contigua. Desaparecí de tu espalda, de tu no presencia y de tu más atenta mirada.
Cualquier opción que baraje mi cerebro es mejor que la realidad. Es una máxima que siempre se cumple. Por eso imagino que estoy en esa ambulancia, perdiéndome, empezando de cero, nuevo rostro, nuevo cuerpo, pero mismo nombre. También mismos recuerdos solo míos y nadie es capaz de reconocerme. Incluso el fuego de esa hoguera en una noche de San Juan.

lunes, 13 de junio de 2016

martes, 7 de junio de 2016

De una a otra Lady

Querida Madrid:
Guárdame un secreto. Y que quede entre nosotras para siempre. Un día, no quise venir a verte. No quise porque sabía que tendría que quedarme durante un tiempo. Y tú no me garantizabas nada. En cierto modo estaba asustada.
Te odié. Te odié antes de venir y al principio. Te odié mucho. Pero había algo que tú me proporcionabas, algo que nadie antes me había dado: Anonimato. Poder caminar en silencio sin la obligación moral de saludar a nadie, simplemente andar sin rumbo y sola.
Y aun así seguía creyendo que iba a ser un infierno. Pero supongo que es normal, porque las inseguridades causan rechazo y tú estabas repleta de incógnitas hasta el último rincón. Y créeme... Todavía lo estás. Pero ahora es diferente. Ahora la intriga equivale a misterio y desde pequeña siempre quise ser espía.
 Ahora ya nos conocemos mejor. Y nos permitimos la licencia de guardar cosas para nosotras. Cosas que la otra desconozca. Pero esto... Esto es un secreto y has de guardarlo bajo llave.

"Hay pequeños detalles que me encantan. Viajar en metro cuando tengo prisa o en bus los días de lluvia. Ir a correr por las tardes al parque o bajar en pijama a comprar el pan. Perderme. Perder la noción del tiempo sin saber qué existe o qué no. Sentarme en  el arco de Moncloa y mirar hacia la carretera. Imaginar que me acunas entre tus mil historias. Reír, y pensar que enloquezco. Respirar y saber que al mismo tiempo, toda la ciudad ha dejado de hacerlo.


Detalles que te hacen única, tus construcciones, las cuatro torres, la enredadera que trepa el edificio que bordea esa rotonda, el templo de Devod, la Almudena, tus plazas, tus bares, tus barrios, Malasaña, Argüelles, el Retiro, la cuesta de Moyano... podría seguir y volver y andar sobre lo ya dicho, especificar qué cosas es mejor verlas de cerca o de lejos, de día o de noche, con nubes o con Sol... no cambiaría (para nada) la gran belleza que posees."

Pero todavía estamos en el ecuador del camino, aún no se ha completado la escritura del mapa, todavía me sigues dando sorpresas y, aunque no me suelen gustar por lo general, las tuyas todavía no han conseguido enfadarme.

Gracias mi Lady Madrid:
 siempre tuya,
 Lady Winter.

Filosofías de vida

1- El utópico: "Todo es posible"

2- El realista: "Las cosas son como son"

3- El  nihilista: "No pienses, busca"

4- El misántropo: "Os aborrezco"

5- El positivo: "Sigue intentándolo"

6- El melancólico: "No existe razón de mi existencia"

7- El anarquista: "Hago lo que quiero"

8- El prudente: "Hago lo que debo"

El ser humano: vivo y respeto tu vida.

miércoles, 1 de junio de 2016

La sandía sabe a verano y el verano a sandía

Es cierto, la sandía sabe a verano.
 Aunque puede que el calor también influya de forma significativa en el hecho de que, aunque vuelva la época de exámenes, todo a mi alrededor parezca acelerarse a esta etapa, sobrepasarla, ignorarla sin ningún remordimiento de conciencia.

La sandía sabe a verano...

Hay sandía en mi cocina y había sandía en la cafetería de derecho, y en la frutería de la calle que cruza con esa otra. Hay sandía por todas partes y se me hace la boca agua solo de pensar que la tengo tan cerca y todavía no puedo probarla.
Miento, hoy le he dado un pequeño mordisco a esa rodaja tan perfecta que estaba sobre el plato de la mesa de la cocina. Ha sido un capricho, como darle un beso al verano. Y ha sido sublime.

Traición a mi misma, con el sabor del verano en mi cuerpo mis hormonas se desajustan si es que mis emociones no estaban suficientemente alteradas ya de por sí. Ahora tendré que volver a encerrarme en el estudio, porque un sabor no es la esencia al completo de una cosa sino una de las múltiples propiedades que la describen.

El verano está cerca y sabe a sandía, pero aún no adivino su olor, aún no lo siento del todo. Serán los apuntes del examen de mañana, que se amontonan en mi escritorio y me privan de ir más allá.
"No tengas prisa, cierra los ojos y casi sin advertir su presencia ya estará aquí".


<<El sabor del verano>>