sábado, 31 de mayo de 2014

Música y fragilidad

Me muero. Se mueren mis latidos y la sangre fluye lenta por mis venas, frágil, no dice nada. Susurra... Susurra locura y debilidad. El ser humano es débil. Débil y estúpido.

¿Y tú? Tú sigues tocando acordes, tal vez en tu cuarto, mientras la ciudad entera duerme. Y cantas, con dulzura, a la noche desierta.

Me muero. Se mueren las estrellas y los estériles sonidos del pasado. Sonidos ahogados, sin oxígeno. Sonidos apagados, enterrados en la memoria. Incoherencia y locura. Mis palabras destilan el perfume de esa fragilidad que nos hace imperfectos.

¿Y tú? Tú sigues sosteniendo la guitarra entre tus brazos. La amas, amas los recuerdos que te suspira al oído, amas cada nota, cada traste, cada parte de ese objeto capaz de crear  algo más, un sentimiento, un estado metafísico en el que tu alma descansa.

Te mueres. Te mueres de amor, y todo se queda encerrado en una canción que emana de tus labios. Lloras, tal vez porque no entiendes de qué va esto. Lloras, porque no sabes... No entiendes..... Lloras porque quieres y ríes convirtiendo ese instante en un completo absurdo. En el más rotundo de los sinsentidos. Te duermes.

¿Y yo? Yo me despierto en mitad de la noche. Sudando, con los ojos muy abiertos y las pulsaciones aceleradas. No puedo soportar la angustia que oprime mi pecho. No soy capaz de ignorar la constante oscuridad de mi cuarto. Mis pies descalzos hacen crujir la madera en el trayecto hasta el salón. Salgo a la terraza. Silencio. Tú duermes, tranquilo, en una nube de felicidad, de música, de acordes de guitarra. Yo pienso y me doy cuenta de que somos seres dependientes, condicionados, mortales,indefensos y frágiles.

Tú eres música..... Yo, fragilidad.


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