sábado, 29 de agosto de 2015

172

Podría ser un autobús, una butaca de cine, una pista sin resolver. Buscas combinaciones que te sean familiares, ¿de donde sale? un cumpleaños, un bautizo, el día que por fin acabaste bachillerato.
No, nada de eso.
No te hagas pajas mentales, solo son tres números al azar. ¿O no?
Las palabras fluyen como nunca antes lo habían hecho, discuten entre ellas buscándose y perdiéndose y haciendo de este folio en blanco la mismísima imagen del caos. Una escena lúgubre donde las ideas sangran tinta y el sonido roto de las teclas asesina el pensamiento. Lo oprime.
Ya no pienso, luego no existo.
Y si no soy yo quien está detrás del crimen, ¿quién es el encargado de hacer volar la cordura con las últimas balas del revólver? ¿O son las primeras? ¿Quién ha disparado antes sin el permiso del que fabricó el arma? ¿Quién la fabricó y cual fue la intención? ¿ La paz a través de la guerra? El mundo es tan contradictorio que en ocasiones resulta patético. El mundo es tan incoherente que al tiempo que hay gente que lo destruye otros cogemos las piezas sueltas del puzzle y lo volvemos a hacer.
Nunca quedará igual, pero eso no importa, y en eso consiste.
En que tú no sepas nada, en que ignores por qué 172 y no 938 ó 564.




                                                                                                                            Att: LadyWinter

martes, 11 de agosto de 2015

Y de repente... no tiene nombre

No tarda en cogerse alguna que otra borrachera simpática que le hace ver el mundo con otros ojos. Es lo que tiene el sabor del alcohol en su paladar. Sabe a deseo, a magia. Sabe a querer explorar lo que le rodea y a bucear en el fondo de otras personas. Sabe a conocer, a olvidar unas cosas para poder hacer otras que se grabarán como nuevos recuerdos en la central de su cerebro. Sabe a que el amor no tiene nombre y al mismo tiempo los tiene todos. Sabe a que ya no importan los sentimientos fuertes ni la fidelidad sino la espontaneidad y la diversión. 
Se detiene y pasa la cinta de los últimos días una vez más.Tiene el regusto de algo que nunca había cruzado por su mente y que no está mal para pasar el tiempo y avanzar a cámara rápida sus latidos para volver a recuperar la noción de si misma. Quién es, quién quiere ser, a dónde quiere llegar y si realmente está dispuesta a superar sus retos. 
Primer reto: otros labios. 
Lo supera y sabe bien. Imaginaba que sería parecido a la venganza o a la ira volcada en una acción indeseable y carente de trascendencia. Resultó ser tierno y conmovedor, pero al mismo tiempo desprendía el calor de una hoguera que no se apaga. Y llegan mil bomberos y desisten en apagar el fuego, es más, encienden otra llama diferente. 

Y ella sigue sentada ignorando la música de fondo. Solo oye su banda sonora: palabras y sonidos que se funden en conversaciones que duran el tiempo que dejan libre entre beso y beso. Voces que sus oídos no han archivado todavía pero que resultan tan atractivas como un juguete nuevo que acabas de sacar de su envoltorio. 
Y el sol oculta la noche entre los primeros rayos. Siguen sentados charlando y robándose los labios despacio, de vez en cuando, procurando no saturar el significado de las caricias y dejar que siga siendo parte de un juego inocente y caduco. Y cuando uno de los dos desaparece al otro no le importa y sigue bailando, como si no hubiera pasado nunca aunque ha sido la tinta que ha ayudado a escribir el punto y final de algo que ya quedó en el olvido. Y de repente el telón se cierra, el libro se acaba y el amor... no tiene nombre.