lunes, 17 de septiembre de 2012

good luck, young soldier :)




Recibí órdenes de no moverme, de mantener mi puesto a la espera de una señal: la guerra había comenzado.
Me quedé quieta, conteniendo el aliento. Mi pulso se iba acelerando y mi corazón bombeaba sangre por mi cuerpo violentamente a causa de la adrenalina.
No podía hacer nada... salvo esperar.
Después de unas horas sin actuar, escuchando los ruidos de las bombas que caían sobre mi, decidí huir. Era impotencia y frustración lo que sentía mientras mis pasos se alejaban de allí lo más rápido posible. 
Y mientras corría sin saber a dónde, cubriéndome la cabeza con las manos para protegerme... todo a mi alrededor comenzó a cambiar: volvía a estar en casa, sumida en el día a día.
Fue entonces cuando me planteé si llegó a suceder o era mi subconsciente, si en realidad había estado soñando despierta, imaginando que perdía mi propia guerra sin ni siquiera haberme dado la oportunidad de luchar.
Entonces entendí que era yo la que me había estado dando órdenes de escapar, de tirar las armas sin probar antes si estaban cargadas. De huir de mi batalla.
Pero la pregunta que más me intrigaba fue si de verdad había un adversario contra el que luchar, si de verdad esto era una guerra.
“Mantén cerca a tus amigos pero aun más a tus enemigos.”
Por suerte para mí, de momento tengo que ganarme a ambos;  y espero que haya más de los primeros. En el futuro todo se verá.
“Se pueden perder mil batallas, pero todavía tengo tiempo para ganar la guerra... MI guerra”. Una guerra que se juega con otro tipo de armas, y creo que estoy preparada.

Suerte soldado, estoy segura de que lo harás bien. 


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