sábado, 18 de enero de 2014

Invierno

Querido invierno:
Esta vez es culpa tuya. Eres demasiado frío y congelas los pensamientos y los recuerdos. Así nunca podré olvidar. Y necesito olvidar.
Maldito invierno insensible, no consigo recuperar el calor de mi cuerpo ni siquiera en el amparo de mis sueños, que imaginan que no existes.... ¿por qué este año has venido tan de repente?
Indiferente, parece que ordenas al viento que arrastre tras de si, aburrido y ajeno a tus intenciones, las sonrisas y despreocupaciones de la vida; dejando la realidad más cruel al descubierto.
Y esta realidad, enfadada y desnuda...esta realidad tan fría y dura como tu corazón... esta realidad.... estalla de golpe en mi, y me hace daño.
Pero no creas que al venir, de la mano del viento, has conseguido dejarme desprotegida para siempre.... no pienses que no sabía que ibas a llegar. Es cierto que todavía no tengo armas para combatirte, pero tengo escudos que de momento frenan tu intento de calar en mi.
Y vale, habrá heridas profundas que solo los médicos puedan llegar a ver; ¿y qué? ¿crees que eso te hace más fuerte? ¿hasta ese punto  crees que puedo ser cobarde? No. Tengo miedo, mucho miedo, pero no te dejaré entrar en mi. No más dentro de lo que estás. Aguantaré hasta que te vayas, y haré lo que haga falta para que nunca en mi vida puedas llegar a helar mi corazón.
Querido invierno, frío y desalmado............ inclemente y sádica metáfora de mis recuerdos.

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