domingo, 2 de marzo de 2014

Mi coche amarillo

Hoy no. Ni ayer. Ni mañana. Ni nunca. No quiero recordarte como un lunes por la mañana a primera hora o como un comer entre horas de una tarde de domingo para matar el tiempo. No quiero encerrarte en un momento concreto porque nunca has sido nada que yo fuera capaz de describir con un número exacto de palabras. No lo eres.
Debimos conocernos antes, mucho antes de nacer, mientras nuestras almas vagaban por la bóveda celeste en una de las teorías de Platón.  Debimos habernos conocido en otra vida, antes de que el mundo comenzase o de que estallase el Big Bang.
Si no no puedo explicarlo. Sigo sin saber cómo. Tampoco se por qué. Solo se que es, y es increíble. ¿casualidad? ¿destino? Sinceramente qué más da. Deja de darle vueltas a algo que ha pasado. Que está pasando. Sube al coche y perdámonos lejos, muy lejos de aquí. Y que todos se golpeen al pasar.


No hay comentarios:

Publicar un comentario