miércoles, 1 de junio de 2016

La sandía sabe a verano y el verano a sandía

Es cierto, la sandía sabe a verano.
 Aunque puede que el calor también influya de forma significativa en el hecho de que, aunque vuelva la época de exámenes, todo a mi alrededor parezca acelerarse a esta etapa, sobrepasarla, ignorarla sin ningún remordimiento de conciencia.

La sandía sabe a verano...

Hay sandía en mi cocina y había sandía en la cafetería de derecho, y en la frutería de la calle que cruza con esa otra. Hay sandía por todas partes y se me hace la boca agua solo de pensar que la tengo tan cerca y todavía no puedo probarla.
Miento, hoy le he dado un pequeño mordisco a esa rodaja tan perfecta que estaba sobre el plato de la mesa de la cocina. Ha sido un capricho, como darle un beso al verano. Y ha sido sublime.

Traición a mi misma, con el sabor del verano en mi cuerpo mis hormonas se desajustan si es que mis emociones no estaban suficientemente alteradas ya de por sí. Ahora tendré que volver a encerrarme en el estudio, porque un sabor no es la esencia al completo de una cosa sino una de las múltiples propiedades que la describen.

El verano está cerca y sabe a sandía, pero aún no adivino su olor, aún no lo siento del todo. Serán los apuntes del examen de mañana, que se amontonan en mi escritorio y me privan de ir más allá.
"No tengas prisa, cierra los ojos y casi sin advertir su presencia ya estará aquí".


<<El sabor del verano>>

No hay comentarios:

Publicar un comentario