miércoles, 10 de octubre de 2012

Verde como las aceitunas


Querida amiga:
Te prometí palabras hace ya unas semanas, y no se si éstas que pinto con cuidado a las 22.51 de un miércoles por la noche te parecerán suficientes; pero espero que te gusten.
No recuerdo como te conocí, si nos presentaron o si fue un encuentro casual, fruto del destino. Pero se que te conocí, o al menos creo conocerte.
Porque... ¿cómo no conocer a alguien que se parece tanto a mi?
Te gusta cantar, creer que los de letras dominaremos el mundo y que barrio sésamo se saltó una generación. Escribes para desahogarte de todo lo que no eres capaz de gritar en voz alta, pero cuando hace falta el carácter aparece. Eres impredecible, dulce e inocente. Te gusta reír, y lo haces a menudo (ahora mismo, por ejemplo); de esa manera tan peculiar y contagiosa. Pero a veces lloras, y conociéndote o ya has empezado o antes de acabar de leer ésto te habré sacado alguna lágrima. Pero no te preocupes, es porque me echas de menos, y lo entiendo; porque yo no te he olvidado ni por un segundo desde que me fui. Y aunque compartimos cerebro, por favor, recuerda siempre que das los mejores abrazos del mundo y que te quiero un montón.
Tus ojos son verdes, como las aceitunas, pero recuerdo perfectamente que  eso no viene de ahí. Recuerdo, con especial cariño, un viaje en autobús sentada a tu lado; valiéndonos de palabras y sonrisas mientras otros se abstraían en sus móviles o cámaras de fotos. Recuerdo que me ayudaste a ganar confianza en mi misma (puede que no te dieras cuenta, pero en gran parte si sigo escribiendo es por aquella pequeña frase que en ese viaje salió de tus labios: “yo creo en ti”)
Verás, cada día es diferente, ni mejor ni peor. Se que a veces digo que ésto me viene muy grande; y es verdad. Es difícil continuar andando, sonriendo aun cuando no tienes ganas, pero cuando estoy triste pienso en ti, en tu risa... y me contagio. Y vuelvo a empezar, a mitad del día con las pilas cargadas, y la razón son aquellas palabras: “yo creo en ti”.
Dicen que la distancia es la peor amiga contra la que se pueda luchar, yo digo que en la distancia lucho por la mejor amiga que se pueda soñar. Y de momento no lo estamos haciendo mal ¿no? Si analizamos, aun sigues leyendo esto así que... no hay motivo para preocuparse.
Pero aunque me gustaría seguir dedicándote mi tiempo y mis palabras, el cielo se ha teñido de añil y la noche envuelve Madrid. Poco a poco las luces de las ventanas se van apagando y la ciudad se duerme esperando que empiece mañana, y yo debería hacer lo mismo.

              Dulces sueños pequeña, no olvides que eres la más grande!



1 comentario:

  1. Como has dicho algunas lagrimitas si se han escapado de mis ojos verdes, y si porque te echo de menos pero se que eso es bueno ya que eso significa que dejaste una gran huella,como has dicho yo creo en ti, y si quieres una frase mas te diré:
    "cierra lo ojos y piensa en ese sueño tan deseado luego ábrelos y cumple lo". Y por ultimo, y no por eso menos importante, te diré que incluso Madrid es pequeño para ti.

    ResponderEliminar