Empecé a toser... sólo quería encontrarte, saber que seguías allí a mi lado, que no habías aprovechado la ocasión para salir corriendo. Pero de repente se fue el humo y tú habías desaparecido.
Me quedé quieta, intentando acompasar mis latidos y tratando al mismo tiempo de tomar aire con regularidad, acordándome de cómo iba eso de respirar. No te preocupes, lo conseguí: volví al mundo y me di cuenta de que era yo la que me había escabullido. Entonces regresé corriendo a la nube que había provocado la explosión... pero no estaba, sólo quedaban cenizas.... los restos de nuestro pasado convertidos en polvo, olvidados por los dos y barridos por el viento.
No tiene sentido seguir luchando por algo que no va a pasar ¿verdad? por algo que ni siquiera ha pasado. No mires hacia atrás ni tampoco hacia delante. Cierra los ojos. Dejémonos llevar.
Me siento en el suelo escondiendo mi rostro entre mis manos. Te quiero, te quiero de veras pero.... a veces con querer no es suficiente, a veces se necesita amar; y eso conlleva demasiada responsabilidad. Y aunque ahora solo me apetece tirarme al vacío, hacer locuras y ser irresponsable, contigo no puedo. No sería justo para nosotros, no lo sería y lo sabes.
El tiempo... el tiempo decidirá si merece la pena. Pero por ahora sigamos así, mirándonos a los ojos y diciéndonos en silencio que nos queremos aunque nuestras palabras intenten confundirnos; aunque nos muramos de ganas por comernos a besos, porque sabemos que éste no es el momento.
Y no tengas prisa, yo no la tengo. El tiempo..... el tiempo decidirá si merece la pena, porque todavía tenemos toda la vida por delante. Seamos cenizas que transporta el aire en un día de viento.