viernes, 16 de agosto de 2013

Egoísmo

Y nadie escucha a nadie. De nuevo todo el mundo quiere hablar, contar sus experiencias, contar sus problemas. Problemas en el trabajo, con la pareja... problemas en el círculo de amistades, familiares o personales. A nadie le importa lo que dice el de al lado, sólo esperan impacientes a que termine de hablar para poder desahogarse de nuevo de sus nuevos problemas.
 Porque tal vez de ese modo puedan deshacerse de ellos, olvidarlos por unos instantes y dejar que sea otro el que busque una solución. 
Y el reloj de la vida no se detiene mientras escucha sus quejas. Y la gente se droga, y el alcohol recorre sus venas, fluye por la sangre de personas que tratan de dejar atrás sus penas. 
No quedan minutos libres para permanecer en silencio. Todo es ruido y cuando ellos se paran a pensar, no es en otra cosa más que en ellos mismos.
Y mueren, marchitados como las flores en invierno, corroídos como los huesos por los gusanos en el cementerio, mientras se cierran sus ojos y se abrazan buscando en su cuerpo un resquicio de auto compasión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario