Esas mañanas que te despiertas con una frase en la cabeza y ganas de tomar fruta en vez de café o galletas o cualquier otra cosa. Esas mañanas en las que te apetece música sin importar de donde provenga, pero que suene una guitarra de fondo y la batería marcando el ritmo.
¿En quién piensan los escritores de música cuando la componen?
Pensarán en sí mismos, en sus experiencias, sus deseos... o tal vez no.
No lo sé, pero esta mañana me apetece escucharlos a todos, en todos los idiomas y de todas las épocas. El amor hacia la música es algo bastante más difícil de romper.
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