domingo, 31 de julio de 2016

Noctámbula

No parece Madrid, la luna es una tarta partida justo por la mitad y las farolas se han apagado tentando a la noche (que asoma tímidas estrellas desde mi terraza) a mirarme a los ojos.
Se escuchan grillos, conversaciones del bar de la esquina y de vez en cuando el motor de un coche que atenúa su estruendo según se aleja.
Calma. Incluso el verano ha reservado la brisa que contrasta los más de 30ºC del mediodía.
Perfección, una dosis de pensamientos acerca del amor, los grillos se ríen.
Compuse la melodía hace meses, la letra vino a mi esta misma tarde y suenan acordes robados de una guitarra azul.
Las palabras nacen en mi pecho y se alejan quiero pensar que con el viento para no ser escuchadas por quien las inspira. Si es que todavía se corresponde con la realidad.
Dos luces en el edificio de enfrente, una estatua que custodia la calle, el reloj de la torre, una chimenea. Confidentes de esta noctámbula a la que no parece que Morfeo quiera venir a rescatar. Deleite de una noche de verano. Soledad, pero qué bien sienta.


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