martes, 19 de junio de 2012
hoy no es otro dÃa de lluvia a este lado del cristal donde no llueve...
Hoy no es otro dÃa de lluvia a este lado del cristal donde no llueve. El cielo se viste de gris y desde la ventana del salón entra la brisa fresca de verano, cargada de un dulce aroma que huele a humedad.
Son las seis de la tarde, pero no lo parece. Falta el sol, ardiendo en las aceras. Falta el ruido de los niños y sus pistolas de agua en la calle.
Aunque si quisiera ser sincera conmigo misma, dirÃa que mañana quiero volver a clase, que estoy triste porque hoy ha sido el último dÃa que los veré a todos juntos: profesores, compañeros y amigos.
Me gustarÃa despertarme mañana y sentarme en mi pupitre al fondo de la clase, en última fila.
Una vez más, dar una clase de historia y escuchar el "hagan el favor de recoger sus aguas territoriales" de Pepe; o una de mates y oÃr el taconeo de Silvia cuando se enfada; o una de lengua con MarÃa y sus mágicos trucos para aprender sintaxis. Y salir al patio por última vez y hacer educación fÃsica con Raúl, que cuando habla usa ese tono cargado de ironÃa que nunca sabes interpretar.
Sea lo que sea, tengo la sensación de que me dejo algo en ese aula: las épicas frases de Juan, siempre dichas con precisión en el momento exacto; las desventuras de Ahmed y compañÃa escritas por un par de locos; las miradas cómplices con Bea y Carmen, y las leccioes "tutorial" de papiroflexia con Dani o los Ferbs de Marcos.
Me dejo esa mesa llena de dibujos, una poesÃa de Isabel, un caramelo de Roberto, varios "te queremos" anónimos y un sinfÃn de frases sacadas de letras de canciones que a lo largo del curso han puesto banda sonora al montón de horas que he pasado sentada en esa silla.
Quisiera volver, y despedirme. Despedirme de esa mesa vacÃa de al lado, que durante el curso ha estado a rebosar de bolas y aviones de papel. Despedirme del diccionario de inglés que sujetaba las lamas de la ventana de atrás y de la arañita que allà tenÃa su vida hecha. Mirar la ventana y recordar la vez en que se rompió, con una enorme bola de papel celo.
Cerrar los ojos y escuchar la peculiar risa de Norbert, y las carcajadas de Carmen porque otra vez se ha caÃdo al suelo. ( Aunque no confundamos, es que necesitaba cariño y ella le estaba dando un abrazo. )
OÃr el sonido de un helicóptero que seguramente está haciendo Mario con un boli girando encima de su cabeza; o los solos de guitarra de Javi cuando se motiva cerrando los ojos.
A decir verdad, este año tampoco ha estado tan mal. Y es que no esperaba tener que echar de menos todo esto, aunque dos lágrimas resvalen por mi mejilla desmintiendo la indiferencia que intento mostrar al haber terminado las clases para siempre en este colegio.
Y es que hoy no es otro dÃa de lluvia a este lado del cristal donde no llueve... o tal vez sà y por eso me vea escribiendo en la terraza la melancolÃa que late en mi corazón; con la mirada perdida en la cortina de agua que, esta tarde de verano, intenta camuflar el aire.
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Me molan tus textos en #ModoMarÃaOn jajajaj;)
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"Las personas pueden no estar para siempre
ResponderEliminarpero prevalecen los recuerdos"
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarAhora sÃ! Enhorabuena conejita, me encanta como escribes! Te seguiré leyendo! :)
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